En Galicia tradicionalmente se ha practicado una horticultura destinada en su mayoría al autoconsumo y solo en una pequeña parte a la comercialización. En la actualidad, Galicia cuenta con aproximadamente unas 300 has de cultivos hortícolas protegidos. El 93% de la superficie total dedicada a las hortalizas en Galicia, está ocupada por los cultivos de col, cebolla, tomate, lechuga, judía verde, pimiento, ajo, guisantes, fresón y coliflor, y cobran cada vez más interés las variedades locales de pimiento , tales como los de Padrón, de Arnoia, del Couto, en los que se están comenzando a llevar a cabo investigaciones sobre su mejora.
La población de Herbón, perteneciente al municipio de Padrón, tiene un producto muy particular. Se trata del pimiento conocido como Padrón, que crece en una planta que produce multitud de frutos de tamaño reducido. Éstos son dulces, de piel rugosa y son ideales para freír. Se consumen sin más aliño que algo de aceite en el que se hicieron y unos pocos granos de sal. Verdaderamente son una delicia y toda una sorpresa, ya que cuando alguno de estos pica, son muy difíciles de olvidar. Alrededor del ‘pimiento de Padrón’ se ha desarrollado una importante actividad turística y gastronómica. Actualmente se ha presentado este cultivo frente a las autoridades de la Unión Europea, a los efectos de obtener su reconocimiento con denominación de calidad.
La patata o pataca de Galicia ya ha recorrido un camino similar y goza de una muy merecida fama entre todos los consumidores, encontrándose hoy reconocida como Indicación Geográfica Protegida. Corresponde a la especie Solanum tuberosum, var. Kennebec, en la que se seleccionan las patatas con criterios muy exigentes en cuanto a su aspecto, tamaño, textura, etc. La producción se realiza siguiendo técnicas de cultivo y rotaciones tradicionales. No se cultiva dos años seguidos sobre la misma parcela, por ejemplo, e inclusive hay límites máximos de rendimiento admitidos. Debido a las condiciones climatológicas, a las características de los suelos y a las esmeradas labores culturales que se dan en sus zonas productoras, este producto tiene una calidad culinaria excepcional. Este hecho hace que la patata gallega sea muy valorada y que mantenga sus vínculos históricos y naturales con la región. Ya en el siglo XVII se registraba en Galicia el cultivo de la Patata.